sábado, 27 de septiembre de 2008

EL FENÓMENO NACIONALISTA EN ESPAÑA

Cansados de soportar las innumerables falsedades e infamias que decenas de políticos y pensadores “españoles”, de los territorios donde predominan los movimientos nacionalistas, arrojan por sus bocas, me dispongo a tratar de aclarar a la opinión pública la verdad del fenómeno nacionalista (vasco y catalán), para que cada uno sea capaz de discernir, si mínimamente se halla interesado en ello, lo verdadero de lo ficticio e inventado por estos sectores.

En España existen diferentes movimientos nacionalistas, unos defienden la unidad y existencia de la nación española, y otros sin embargo sostienen que España es un Estado formado por diversas naciones. La mayoría de estos últimos reclaman el derecho de autodeterminación para sus territorios, fundamentalmente Cataluña y las Vascongadas (me niego rotundamente a decir “País” Vasco), y en menor medida Galicia.

También existe el denominado regionalismo, que defiende la identidad regional, pero ojo! todo ello sin renunciar para ello al carácter nacional de España, como ocurre por ejemplo en Navarra y Aragón.

El nacionalismo español es una ideología política que afirma la existencia de una sola nación española, que se identifica con el actual Estado español en su totalidad territorial. Otros elementos que el nacionalismo español defiende, aunque no exclusivamente, son la lengua, la bandera, el escudo y el himno españoles.

Pero es el artículo 2 de la Constitución Española de 1978 el que menciona la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. Sin embargo, también se establece en el mismo que se reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas. Así, la ambigüedad de la Constitución en este asunto, como en muchos otros, dejaría las puertas abiertas a la realización de una interpretación extensiva, que hace pensar que nuestra Carta Magna sienta las bases de un Estado federal (pluricéntrico por descontado, obviamente).

En referencia a los nacionalismos periféricos, el nacionalismo catalán es una corriente ideológica articulada sobre el supuesto de que Cataluña es una nación, en base a su Historia, a su lengua y al derecho civil catalán. Esta corriente de pensamiento se conformó ideológicamente en la primera década del siglo XX, como una variante del Catalanismo, surgido como movimiento cultural en la década de los años 1830, y articulado como movimiento político en las últimas décadas del siglo XIX. Es una corriente de pensamiento que aúna tanto a partidos políticos y ciudadanos de izquierdas como de centro y de derechas. Además, el nacionalismo catalán constituye mayoría parlamentaria en el parlamento de esta comunidad autónoma.

Por otro lado, el nacionalismo vasco es una ideología política que aboga por la unidad y defensa de la entidad política de los territorios que entiende que configuran la Nación vasca y que actualmente se reparten entre dos Estados: España y Francia, por lo que su extensión territorial se corresponde con la del territorio definido tradicionalmente como Euskal Herria o Vasconia (como decía en párrafos anteriores, también se le ha denominado “Vascongadas”). Dicho territorio comprende las actuales comunidades autónomas del y Navarra, entre otros lugares puntuales del entorno adyacente.

El nacionalismo vasco es el principal movimiento político de esta comunidad autónoma. Desde el inicio de la democracia ha obtenido mayorías parlamentarias en el Parlamento vasco y ha dirigido el Gobierno vasco tanto en la Segunda República española como en la Transición y hasta la actualidad.

Ahora bien, unido de la mano de estos nacionalismos periféricos, va el denominado “antiespañolismo”, que es un fenómeno tanto de dimensión nacional como internacional, que consiste en la aversión por España o por la cultura e idioma español. Existen diferentes lugares donde este fenómeno llega a ser un auténtico fenómeno mediático, político y social. En algunas zonas de España, como en Cataluña y Vasconia, el antiespañolismo se ha convertido en una bandera política y electoral por parte de grupos de carácter independentista.

Pues bien, tanto para el ciudadano de a pie como para el clásico ignorante nacionalista, guiado inexorablemente por los falsos principios que le fueron inculcados en su infancia, deberían saber que el término “nación”, en sentido estricto, tiene dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-político, es el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado, y la nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede definir a grandes rasgos, como una comunidad humana con ciertas características culturales comunes, a las que dota de un sentido ético-político. En sentido lato “nación” se emplea con variados significados: Estado, país, territorio o habitantes de ellos, etnia, pueblo y otros.

Aunque los nacionalismos vasco y catalán han influido notablemente a lo largo del siglo pasado en España, y ahora mismo constituyen el problema y reto político más importantes para el futuro del país, sorprende el gran desconocimiento que existe de ellos entre los ciudadanos y, lo que es aún más grave, entre buena parte de los aquellos que se dicen “nacionalistas”.

¡Pero no nos engañemos! esta lamentable ignorancia no proviene de la falta de investigaciones y estudios al respecto, muchos de ellos excelentes, sino que la explicación reside, fundamental y sintéticamente, en que a finales del siglo XIX surgieron en algunas regiones españolas unos conceptos diferentes de la Historia y realidad del país, conceptos gobernados por la aspiración a separarse de España de unos pocos, o de reducir ésta a una confederación sin verdaderos lazos nacionales.

Y sin más, emplazo tanto a nuestros lectores como a la opinión pública en general, a ilustrarse sobre este fenómeno, en cuyo lado más radical surge la verdadera aspiración secesionista, separatista o independentista, y a dejar de una vez por todas a, de un lado, dejar de arrojar auténticas barbaridades sobre el mismo, fruto del desconocimiento, en ocasiones pleno del asunto en cuestión, y de otro, a unificar esfuerzos para derrotar a los terroristas que, en nombre de “naciones” que no existen e ideas fundamentalistas y radicales que únicamente ellos defienden, quitan la vida a personas inocentes.

4 comentarios:

MBD dijo...

Yo pienso que hoy en día los partidos nacionalistas ya no tienen como principal cometido el de separarse de España, sino el de presionar con sus escaños (logrados gracias a una pésima ley electoral) para mamar más dinero del Estado a su Comunidad.

Incluso estoy convencido de que hay muchos votantes de esos partidos nacionalistas que no son nacionalistas para nada, pero que saben que así su Comunidad puede disponer de un mayor presupuesto para construir mejores carreteras y hospitales.

Esto es muy injusto, ya que así la mayor parte de los presupuestos del Estado se lo llevan las Comunidades ricas (las nacionalistas) y las pobres no se comen una rosca

Anónimo dijo...

Está claro que la verdadera aspiración de los políticos que se autodenominan "nacionalistas" es la consecución de privilegios para los territorios a los que representan.

Así, como bien dices en tu comentario, presionan con sus votos a los partidos de calado nacional para conseguir más dinero para sus territorios, pero... ¿en razón a qué? ¿qué les confiere a ellos el derecho a recibir más dinero de los Presupuestos estatales que el resto de los territorios? ¿qué significan para ellos los principios constitucionales de "igualdad" y "solidaridad"? ¿acaso las reglas del juego deber ser cumplidas unidireccionalmente, desde España hacia ellos, y jamás a la inversa?

Para ello, desmantelemos la farsa que les justifica, y pongamos sobre la mesa el auténtico sustrato histórico del que proceden que no es, por cierto, sino el mismo que el del resto de los españoles!!!

Anónimo dijo...

En una frase: al acudir a la Historia, el nacionalismo actual resulta patético.

Icu dijo...

Estoy de acuerdo con lo que dices. Por cierto, el termino "Euskal Herría" significa "La tierra del Vascuence". Es decir, que aunque cuando se refieran a ese término tiene connotaciones políticas, justifican el término por cuestiones lingüísticas. Así pues, la "Euskal Herría" lingüística, incluye Vizcaya, Guipuzcoa, parte de Álava, el norte de Navarra y alrededor de la tercera parte del departamento francés del Pirineo Atlantico. Es decir, ni siquiera incluye toda la Comunidad Autónoma Vasca.

Decir también sobre este nacionalismo que en un principio reclamaba la independencia por ser una diferente y superior a la del resto de españoles, a los que se nos llama de forma despectiva "maketos". Esto está basado en las doctrinas de Sabino Arana (muy similares a las de Hitler), fundador del PNV y creador de la Ikurriña como bandera de una Euzkadi (con "z", palabra tambien inventada por Sabino Arana)independiente. Hoy en día han cambiado la raza por el conocimiento del vascuence, lengua que obligan a aprender incluso a quien no quiere, Lengua por la que se margina a parte de los mismos vascos, porque no se es más o menos vasco por hablar una u otra lengua...


Por todo esto me parece vergonzoso que la actual bandera oficial de la Comunidad Autónoma Vasca sea la bandera independentista, y que uno de los términos por los que se los conoce, Euskadi (se cambió la grafía original "Euzkadi" en un intento de unificar y estandarizar los diferentes dialectos que forman el vascuence), sea un término secesionista.

No me enrollo más que tengo a medio un artículo sobre este tema que ya publicaré.